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lunes, 8 de diciembre de 2008

Los fríos invernales


La semana pasada tras dos madrugones, el sábado y domingo, dieron su fruto. El sábado quedamos a las 6:00 a.m. para tomarnos un café y dirigirnos al pesquero. El día ameneció lloviendo y con mucho viento pero a pesar de ello lo intentamos. Llegamos a la playa y tras cortar algo la lluvia montamos las cañas y toda nuestra parafernalia. El viento no cesaba y cada vez era más fuerte por lo que cambiamos de sitio a una zona muy próxima a nuestras casas. Finalmente tuvimos que desistir, el frío era insoportable y el viento cada vez apretaba más.
A la mañana siguiente después de haber visto el pronóstico del tiempo que iba a hacer, pensé ¡esta es la mía!, y sin pensarmelo cogí los bártulos con dirección al pesquero.
La mañana empezó también lluviosa y no me quedó nada más que esperar a que se despejara. La predicción era que sobre las 9 de la mañana desara de llover, llegó la hora y seguía lloviendo y ya empecé a desilusionarme pero decidía aguantar. El reloj marcó las 10 y la lluvía paró. Me bajé de seguida del coche, cogí todos los aperos y directo a la playa.
El cebo que use: tita y navaja.
Tras calar las cañas la primera picada no se hizo esperar. La mar estaba como a mi me gustaba, con fuerte oleaje y sin matas y con poco viento. Salieron algunos sargos y dos robalos.



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