De madrugada el poco viento anortado acariciaba la superficie del mar. Un mar tranquilo que empezaba a despertar y tres marineros se hacían a la mar. Cañas, carretes, jigs...., todo estaba listo. Tan sólo quedaba llegar.
Durante toda la mañana jiggeando no se dejaban ver las piezas a las que ibamos buscando.
Cambiamos de sitio, y no se me puede olvidar, escucho al patrón Pepe: ¡¡¡¡esta es la corrida buena!!!!
Efectivamente, siento un grito, y veo a Jose engarrotado hasta las trancas. La caña era para verla. Dice: un mero. Así fué. Dió en la báscula casi 8 kilos. Ya con él en el barco, la mirada de los trés nos hacía complices.
A partir de ese momento, la suerte se puso de nuestro lado y conseguimos levar cuatro gallicos más.
Ya tan sólo me queda manifestar la auténtica destreza de nuestro patrón con la nave. Pepe ¡¡¡¡¡¡chapeau!!!!. Si, si, si, si......para tí también hay, Jose, jejejeje... eres el amo.
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